Sr. Claudio Girola Señor: Me permito escribirle a ud. en estos tiempos de incertidumbre en que me he propuesto no negarme nada, ya que más dolor me ha dado lo que me he negado que los errores que he cometido. El sentido de esta carta es contarle que soy una alumna de 1er año. Y he ido a cada una de sus clases en el taller de Amereida. Es tanta la angustia , las verdades que se me han revelado, que me han obligado a tomar una drástica decisión. Abandono la escuela para dedicarme a lo que siempre ha sido mi fuerza motora, el arte, pintura y escultura. Gracias al distingo hecho por usted, noté que mi error era fatal, dista mucho la observación de la inspiración. Y es para alguien que se inspira muy duro tener que justificar su acto que no se mueve por lo observado, sino por lo amado. Gracias nuevamente por recordarme la pasión que corre por las venas de un artista en su acto, pues que de no haber sido así, probablemente en noviembre sería yo un fantasma compungido y silencioso que vagaría reprimido por las pampas argentina. Con admiración, agradecida Amelia 1993
Quiero comentar aquí el cuadro del niño dibujado y pintado por la Amelia. Desde que lo vi hace unos días, sentí algo muy hondo. Fue como si ese niño y la imagen en el espejo fuera el reflejo de lo que muchos de nosotros, sin duda también la Amelia, fuimos y sentimos de niños : De pronto, solos nos encontramos con el silencio, vulnerables y tal vez compungidos después de un largo día de descubrimientos, carreras, juegos y risas. Y es que ya desde muy tiernos, como el niño del cuadro, somos sorprendidos por la vida y nos encontramos con un mundo fascinante que no comprendemos del todo. M.Ignacia
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Sr.
Claudio Girola
Señor:
Me permito escribirle a ud. en estos tiempos de incertidumbre en que me he propuesto no negarme nada, ya que más dolor me ha dado lo que me he negado que los errores que he cometido. El sentido de esta carta es contarle que soy una alumna de 1er año. Y he
ido a cada una de sus clases en el taller de Amereida. Es tanta la angustia , las verdades que se me han revelado, que me han obligado a tomar una drástica decisión. Abandono la escuela para dedicarme a lo que siempre ha sido mi fuerza motora, el arte, pintura y escultura. Gracias al distingo hecho por usted, noté que mi error era fatal, dista mucho la observación de la inspiración. Y es para alguien que se inspira muy duro tener que justificar su acto que no se mueve por lo observado, sino por lo amado. Gracias nuevamente por recordarme la pasión que corre por las venas de un artista en su acto, pues que de no haber sido así, probablemente en noviembre sería yo un fantasma compungido y silencioso que vagaría reprimido por las pampas argentina. Con admiración, agradecida
Amelia
1993
Quiero comentar aquí el cuadro del niño dibujado y pintado por la Amelia.
Desde que lo vi hace unos días, sentí algo muy hondo. Fue como si ese niño y la imagen en el espejo fuera el reflejo de lo que muchos de nosotros, sin duda también la Amelia, fuimos y sentimos de niños : De pronto, solos nos encontramos con el silencio, vulnerables y tal vez compungidos después de un largo día de descubrimientos, carreras, juegos y risas. Y es que ya desde muy tiernos, como el niño del cuadro, somos sorprendidos por la vida y nos encontramos con un mundo fascinante que no comprendemos del todo.
M.Ignacia
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