lunes, agosto 07, 2006

Angel del cielo
de ojos cristalinos,
con un toque de tus labios marcas con fuego el recuerdo,
y, mostrando tu cara, los cabellos revueltos
cambias las flechas de sentido despertando la explosión.
En qué momento mi corazón azul y verde,
de savia y pasto impregnado queda poseído del rojo sofocante,
volcánico de insomnios que convierte mis acciones en terremotos de ilusión.
Cuando la nave parta
y con ojos brillantes vea en el mar el color de tus pupilas,
volveré la espalda para irme al cerro,
donde un árbol me espera
cantando secretos de susurros bajo la luna,
sobre las piedras.
Y el tiempo pasa
en la contemplación infinita de la ausencia.